Males de la democracia que (no) supimos construir | Huellas de la Historia
El 10 de diciembre de 1983, Raúl Alfonsín asumía como presidente de la República Argentina. Se ponía fin a la etapa más oscura del país, dejando atrás una dictadura cívico-militar. El día fue coincidente con el día internacional de los Derechos Humanos como una demostración de que Nunca Más se aceptaría una dictadura. Hoy, 40 años después, el sistema democrático nacional coronará a una fuerza política que reivindica lo sucedido durante el genocidio argentino.
Intolerancia con los intolerantes
Resulta paradigmática esta frase con la que titulamos este apartado. Sin embargo, así se debe postular. El contrato democrático se basa en la convivencia y tolerancia de otros grupos sociales. Vivimos en sociedades en las cuales las ideologías se encuentran “liquidas”, dispersas, poco fáciles de observar en plenitud. Las agrupaciones rígidas, verticales y claramente delimitadas del siglo XX se han difuminado. Lo cual torna más peligrosa la expansión de las posturas fascistas.
Usando la urgencia económica como máscara han logrado llegar al gobiernos aquellos que son intolerantes con las disimiles sexualidades, la mujer, los pobres y los migrantes. Son contados los casos de los votantes que han puesto lo económico por sobre todo lo demás. Una necesidad más que comprensible pero bajo ese velo se oculta todo lo demás.
Desde su nuevo lugar hegemónico, seguramente veremos a los antiderechos avanzar sobre las conquistas civiles que son del pueblo. No son propiedad de ningún partido. Es importante remarcarlo. Porque, con audacias macartistas[1] intentarán impugnar la ley del aborto que se consiguió en la calle o el matrimonio igualitario, entre otros.
Contra los intolerantes, debemos ser intolerantes.
HISTORIA DE LAS CLASES SOCIALES EN ARGENTINA
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Democracia actual como modelo político
La época nos vuelve a poner en entredicho. La democracia es un sistema político por medio del cual se elige y legitima un gobierno. Cada 4 años en argentina, las clases dominantes someten a elección que fracción debe gobernar. El acuerdo debe respetar el resultado. Por eso los vemos matándose en campaña para luego felicitarse por televisión y ofrecerse a trabajar en conjunto como si nada pasara.
Y sin embargo, los de abajo votamos y los validamos. Pero la verdadera democracia radica en el derecho a la protesta. La verdadera libertad es poder decir “esto no”. En la medida en que perdamos eso, también habremos perdido la batalla.
Ya sabemos que la democracia burguesa persigue el interés de la burguesía. Nadie gobierna “para el pueblo”, se gobierna más bien para el empresariado y para que los de abajo no se enojen y pateen el tablero.
Fracaso de la democracia
“Con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura” dijo aquel padre de 1989. Somos varias las generaciones defraudadas por ese lema. Y sin embargo, seguimos validando el sistema porque lo contraponemos a la dictadura militar. Y claro que nadie que algo peor ¿Pero por qué nadie se anima a algo mejor?
La chispa de ilusión del 2001 con las asambleas populares y la democracia directa, fueron eso, una ilusión. Principalmente porque la gente no puede vivir de la asamblea. La gente necesita delegar la tarea de la organización política para poder dedicarse a la producción.
El problema es que aquel “Que se vayan todos” duro muy poco. Pero no por culpa de los políticos, sino por culpa del pueblo trabajador que no pudo, ni supo, ni tuvo las herramientas para ponerse a la cabeza del proceso.
Conclusión
A 40 años del retorno democrático, los argentinos parecen haberse cansado y haberse decantado por una versión autoritaria del ejercicio del poder. Los herederos de la dictadura vuelven a “poner orden” en un país que ellos desordenados. Porque nadie debe creerse el cuento de que esto está así por culpa nuestra. Cabe preguntarse ¿Dónde están los recursos para reactivar el crecimiento después de las tasas chinas del kirchnerismo? ¿Dónde está el crédito del FMI? ¿Dónde están los recursos de vaca muerta, el litio, la soja o el gas?
Es válido cuestionar la democracia pero nunca para dejarla en manos de los reivindicadores del genocidio. Cómo saldremos de esta tragedia colectiva es algo que el tiempo y la lucha de clases nos permitirá responder en estos 4 años.
Pablo Javier Coronel
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Notas:
[1] Josep McCarthy fue un senador republicano que instaló una doctrina de persecusión bajo el delito de deslealtad a toda tendencia al comunismo en Estados Unidos entre 1950-1957. Esto desató una gran caza de brujas y la creacion de listas negras sobre politicos, artistas y sindicalistas bajo sospechas de delito ideológico. La mayoria de las veces infundada.
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