Camilo Torres, el cura guerrillero | #LatinoaméricaSinVueltas | Huellas de la Historia
- Lucía Desages

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Recuerdo con mucha claridad la primera vez que me hablaron sobre Camilo Torres: era una clase de Historia de 5° año de la escuela. Hablábamos sobre la Revolución Cubana y Julio, el profesor, nos explicaba su influencia sobre el resto de América Latina; de ahí su mención a Camilo Torres, "el cura guerrillero", textuales palabras. Había escuchado hablar del Concilio Vaticano II, del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y del padre Mugica, pero jamás había imaginado la posibilidad de un cura guerrillero que, además, compartía nombre, ni más ni menos, con el emblemático comandante del Ejército Rebelde, Camilo Cienfuegos. El ejemplo de Camilo Torres es clave para hacer foco en las tensiones al interior de la Iglesia Católica, una institución que en América Latina en pocos años albergó a grandes exponentes de la Teología de la Liberación y al mismo tiempo fue cómplice de algunas de las más terribles dictaduras como la argentina de 1976-1983.

Camilo Torres nació en Bogotá en 1929 y murió en combate (en su primera experiencia como combatiente) en 1966. ¿Cómo llegó el sacerdote a ser miembro del ELN? ¿Qué ocurría en Colombia? El 9 de abril de 1948 fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán, líder del Partido Liberal. Este hecho, que como tantos del estilo en nuestra región contó con la colaboración de Estados Unidos, desató una enorme insurrección popular conocida como el Bogotazo. La brutal represión que le siguió, a manos del Ejército Colombiano, dio inicio a un período conocido como La Violencia, que dejó un saldo de 300 mil muertos. Tras varios años de un clima social muy turbulento y tras la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), las élites colombianas intentaron pacificar la situación a partir de una tregua con las guerrillas liberales en 1958. A partir de allí se instauró el Frente Nacional, un pacto político por el cual los partidos liberal y conservador se alternaban en el poder cada cuatro años y se repartían cargos en los gobiernos. Esto no sólo extinguía el contenido ideológico a los partidos, sino que también vaciaba de sentido político a los procesos electorales, profundizando la crisis de representación que impactaba en la mayoría de los colombianos.
En este período, también, llegaron de forma masiva inversiones norteamericanas que, como es habitual, implicaban una serie de exigencias. La principal de ellas era el despoblamiento forzoso del campo y la intensificación de la urbanización, con el fin de favorecer la agricultura capitalista en detrimento de otras formas tradicionales de trabajo de la tierra. Para lograr este cometido, el estado colombiano desplegó una terrible violencia hacia los campesinos con un doble fin: su disciplinamiento y el despojo de sus tierras. Por este motivo, los campesinos comenzaron a formar grupos armados de autodefensa que serían el origen de organizaciones armadas como las FARC y el ELN, surgidas en la década de 1960.
Camilo pertenecía a una familia acomodada. Además se ser sacerdote, fue sociólogo: estudió en la Universidad Nacional de Colombia, donde después daría clases, y posteriormente el posgrado en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Siempre tuvo un fuerte compromiso con los sectores populares y rescataba de los orígenes del cristianismo el amor al prójimo, de donde derivaba su idea de la responsabilidad de todos los cristianos en luchar contra las injusticias que se cometían contra los demás. Con el objetivo de ofrecer una alternativa al Frente Nacional, creó el "Frente Unido del Pueblo", que practicaba el abstencionismo electoral y que se articulaba con el ELN.
Este sacerdote que citaba a Marx y a Lenin, que tomó las armas en la defensa de los derechos de su pueblo y que hoy nos parece impensado, fue, sin embargo, un producto de su tiempo. Desde principios del siglo XX, la Iglesia Católica veía con preocupación su pérdida de influencia, preocupación que Camilo Torres compartía. Él fue contemporáneo al Concilio Vaticano II, de cuya clausura este 8 de diciembre se cumplieron 60 años. El Papa Juan XXIII lo convocó con la intención de adaptar la predicación de la Iglesia en un mundo que, a todas luces, se había transformado enormemente. El Concilio no implicó una transformación radical de la Iglesia y estuvo atravesado por las tensiones entre los padres conciliares progresistas, generalmente de países subdesarrollados, y los conservadores, mayoritariamente pertenecientes a la curia romana. Así y todo, sentó las bases para el surgimiento de un catolicismo posconciliar que mostró mayor preocupación por cuestiones sociales y que desarrolló la Teología de la Liberación como un nuevo ámbito teológico.
Aunque estas miradas nunca llegaron a ser hegemónicas en la Iglesia Católica como institución, sí comenzaron a surgir en su interior individuos y sectores que se vincularon más fuertemente con la izquierda. Estos fueron particularmente importantes en lugares como América Latina, donde la religión católica calaba hondo (y lo sigue haciendo) entre enormes sectores de la población. Camilo Torres fue, en este sentido, un hombre de su época: no sólo perteneció a un movimiento teológico completamente progresista, sino que entregó su vida en el combate armado dentro de una guerrilla que se inspiraba en el método foquista que había triunfado en Cuba pocos años antes.
Lucía Desages
Bibliografía:
Morello, Gustavo. (2007). El Concilio Vaticano II y su impacto en América Latina: a 40 años de un cambio en los paradigmas en el catolicismo. Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, 49(199), 81-104. https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2007.199.42551
Torres, Camilo. (1972). Camilo Torres. Sacerdote y guerrillero. Revolución popular imperativo de cristianos y marxistas. Ediciones Unidad.
Universidad Nacional de Lanús (UNLa). (s.f.). Atlas Histórico de América Latina y el Caribe. Recuperado de http://atlaslatinoamericano.unla.edu.ar/
















































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