¡Patria Libre o Morir! La Revolución en Nicaragua | Latinoamérica Sin Vueltas | Huellas de la Historia
- Lucía Desages
- 27 ago
- 6 Min. de lectura
Después del triunfo revolucionario cubano de 1959 y, sobre todo, tras su proclamación como Revolución Socialista dos años después, los Estados Unidos procuraron no volver a permitir otro proceso de esas características en la región. Sin embargo, contra todo pronóstico, veinte años después triunfaba una importante insurrección revolucionaria en Nicaragua, caracterizada por una enorme participación popular que también luchaba contra una sangrienta y terrible dictadura. Los revolucionarios nicaragüenses no sólo se nutrían de las corrientes teóricas políticas en circulación en el momento (entre las que podemos señalar el marxismo en general y el foquismo en particular), sino que también hallaban en la figura de Augusto César Sandino, asesinado en 1934 por la Guardia Nacional de Tacho Somoza, un referente directo en su propia historia nacional. ¿Por qué logró triunfar esta revolución? ¿Por qué fue tan exitosa la gesta del Frente Sandinista de Liberación Nacional?

Al igual que cuando se habla de otros países de la región, el caso de Nicaragua exige hablar de sus dictadores: los Somoza. Se trató de una verdadera dinastía que se perpetuó en el poder desde 1933, tras un período caracterizado por las recurrentes intervenciones estadounidenses en el país, hasta 1979 cuando la Revolución le puso un fin a la dictadura. El primero de la dinastía fue Anastasio Somoza García, conocido como Tacho. Si bien su primera presidencia comenzó en 1937, se considera al inicio del somocismo a partir de su control de la Guardia Nacional, cuerpo militar nicaragüense, cuatro años antes. Forjador del estado moderno de Nicaragua, Tacho se mantuvo en el poder hasta su asesinato en 1956. Fue sucedido primero por su hijo Luis y, tras su muerte prematura, por su otro hijo Anastasio Somoza Debayle (o Tachito).
Para caracterizar al somocismo se ha hablado de "sultanato", de "mafiacracia", de "nepotismo cleptocrático"… Lo cierto es que este régimen tan particular se caracterizó por un gobierno personal que combinó (especialmente durante sus primeros años) momentos de mayor tolerancia a la oposición y expresiones populistas con momentos de brutal represión; los Somoza dominaron personalmente a las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad. Esta dinastía llevó la corrupción a niveles tales que harían parecer a cualquiera de los casos que presenciamos en la historia Argentina casi como un juego de niños: su enriquecimiento familiar fue tal que, cuando sus bienes fueron expropiados tras el triunfo revolucionario, el 35% del PIB del país se producía en sus propiedades y habían llegado a ser el sector empresarial más importante de Centroamérica. Este aspecto, incluso, les provocaba tensiones con las élites económicas tradicionales nicaragüenses, que los consideraban no sólo opositores políticos sino también competidores económicos.

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La sociedad y la economía de Nicaragua también tenían sus particularidades. El capitalismo había comenzado a desarrollarse allí con más fuerza sobre todo a partir de 1950, con el boom del cultivo del algodón y la expansión ganadera. Hasta ese momento, la población rural representaba al 81% del total del país. Pero aún cuando la economía comenzó a dinamizarse, las condiciones de vida de la mayoría eran pésimas. Los grandes cambios producidos en el campo a partir del algodón y la ganadería provocaron que gran parte del campesinado fuera desplazada de sus tierras pero que, al mismo tiempo, esas personas no lograran ser absorbidas como mano de obra en el medio urbano. De esta forma, una enorme cantidad de gente en Nicaragua tenía muy pocas perspectivas para insertarse productivamente en la sociedad.
En un contexto socioeconómico completamente desolador y bajo el régimen de una dictadura que era cada vez más autocrática y sangrienta, se produjo un hecho que lo cambiaría todo en enero de 1978: el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro. ¿De quién se trataba? Era un empresario conservador, el máximo dirigente de la oposición civil al somocismo. Desde hacía varios años, la coalición opositora que él encabezaba (la UDEL - Unión Democrática de Liberación) planteaba el inicio de un "Diálogo Nacional" en el que le exigían al régimen algunas demandas mínimas, como el levantamiento del estado de sitio y de la censura, la libertad de organización política o la amnistía general a los presos políticos. Por presión del gobierno norteamericano de Jimmy Carter, Somoza se vio obligado a levantar la censura de prensa, lo cual le permitió a Chamorro comenzar una fuerte campaña mediante su periódico, La Prensa. Su asesinato a manos del somocismo debilitó a la oposición civil al dejarla sin su principal líder y transformó lo que era una crisis política en una crisis revolucionaria: quedaba cada vez más claro que la salida al somocismo no podía ser pactada y pacífica, sino que sería necesariamente armada.
En un contexto en el que prácticamente todas las clases sociales eran opositoras a la dictadura y en el que había quedado en evidencia que Tachito no iba a aceptar ninguna salida negociada, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) logró unificar a todo el antisomocismo y unificar fuerzas. El FSLN, creado en 1961, había empezado a cobrar cada vez más fuerza a partir de mediados de la década de los '70. En cuanto a su ideología, se nutría tanto del marxismo y de las ideas leninistas de vanguardia revolucionaria como del pensamiento guevarista y la teoría del foco, muestra de su gran admiración por la Revolución Cubana. Pero también hallaban en su propia historia, especialmente en la figura de Augusto César Sandino, un nacionalismo antiimperialista que fue de suma importancia. El FSLN se dio una política de alianzas y diálogos con distintos sectores de la sociedad nicaragüense a partir de su división en diferentes tendencias, cada una con su funcionamiento político particular. Así, mientras la oposición civil al somocismo se dividía y debilitaba, el sandinismo se fortalecía cada día más.
Cuando la debacle del régimen de Somoza era ya inevitable, entre mayo y junio de 1979, el FSLN, la oposición civil y funcionarios norteamericanos negociaron la creación de una Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de cinco miembros entre quienes se encontraban Daniel Ortega y Violeta Chamorro, viuda de Pedro Joaquín y posteriormente presidenta de Nicaragua entre 1990 y 1997. Los norteamericanos no lograron su objetivo de alcanzar una transición ordenada en la que ellos lucirían como los árbitros: Tachito Somoza presentó su renuncia el 16 de julio de 1979 tras un llamado telefónico de Jimmy Carter en el que expresamente le retiraba su apoyo y le exigía su dimisión. Cedió el poder al Congreso, que nombró a Francisco Urayo, muy cercano a la familia Somoza, como presidente y este ordenó a la Guardia Nacional Seguir con la Guerra. Tras 36 horas, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional se hizo con el poder y proclamó el Estatuto Fundamental de Derechos y Garantías que establecía derechos humanos y civiles básicos, garantías de participación política y la abolición de algunas leyes represivas del somocismo. Tras huir a Paraguay, el último de los Somoza fue asesinado en 1980 por un operativo dirigido por el argentino Enrique Gorriarán Merlo, del ERP.
Aunque el régimen del FSLN posterior fue una decepción para muchos de quienes lo habían visto con ojos ilusionados, la Revolución Nicaragüense fue fundamental en la historia de Nuestra América: se trató de una de las pocas en las que las fuerzas revolucionarias vencieron al ejército regular y se convirtieron en los cuerpos armados del nuevo poder político. Una insurrección popular en la que participó la mayor parte del pueblo de Nicaragua derrotó a un violento régimen dictatorial que se mantuvo más de 45 años en el poder.
Bibliografía:
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· Harris, Richard L. y Guillén Romo, Héctor. (abril - junio 1984). “Propiedad social y propiedad privada en Nicaragua”. Cuadernos Políticos N°40. Ed. Era. pp. 53-67
· Nolan, David. (1986). La ideología sandinista y la revolución Nicaragüense. Ediciones 29. pp. 147-179.
· Gould, Jeffrey L. (2008). Aquí todos mandamos Igual. Lucha campesina y conciencia política en Chinandega, Nicaragua, 1950-1979. IHNCA-UCA. pp.317-336
· Torres – Rivas, Edelberto. (Julio-Agosto 1997). “Centroamérica. Revoluciones sin cambio revolucionario”. Nueva Sociedad N°150. pp. 84-89.
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