La Dictadura Económica 43 años después

La historia les sirve a los pueblos como una forma de reflexión sobre el presente. Hoy, a 43 años del Golpe Militar de 1976, quiero invitarlo a usted lector a realizar una reflexión sobre nuestra actualidad económica. El actual ajuste del gobierno, el modelo agro-exportador y financiero hunde sus raíces en aquella época oscura del país.

El capitalismo a nivel mundial venía siendo manejado, desde 1930, a partir de la concepción del llamado Estado de Bienestar o Keynesiano. El crack del `29 hizo entender a Estados Unidos que su economía no podía ser manejada arbitrariamente por el mercado. La necesidad de crear un sistema de contención social y asignaciones que detuvieran el avance de los sectores de la clase obrera desplazados de sus empleos o quebrados financieramente. Así, fondos y recursos circulaban por los canales estatales con el objetivo de generar una demanda de productos que dinamizada nuevamente al mercado.

Otra de las causas del incremento del rol del Estado en la economía era la necesidad de competir con la Unión Soviética. Quedarse atrás o permitir una nueva crisis suponía una victoria del sistema soviético sobre el capitalismo estadounidense. En este contexto, mantener el Estado de Bienestar era una premisa de todo gobierno que se precie de ser capitalista en cualquier lugar del globo.

Sin embargo, en la década de los `70 la guerra de Vietnam y la lucha contra el comunismo aumentan el gasto militar y del Estado norteamericano a niveles extraordinarios. Terminar con el sistema soviético y desarmar el Estado de Bienestar era necesario para iniciar un nuevo ciclo de acumulación del capitalismo a nivel mundial. La Argentina no iba a escapar de la coyuntura mundial.

En nuestro país, tanto gobiernos democráticos como dictatoriales habían hecho su esfuerzo por mantener el Estado de Bienestar. Sin embargo, la nueva dictadura militar de 1976 vendría a dar un giro en esa política económica. Crear una nueva estructura económica implicaba la destrucción de la pequeña y mediana industria en favor de los sectores agropecuarios e industriales nucleados en torno a los grandes grupos económicos, en especial a los sectores financiero-especulativo.

Observamos el ingreso de un nuevo actor: Ingreso del Capital Financiero con altas tasas de interés. En el año 1977 se llevó adelante una reforma financiera que permitía la libre entrada y salida de activos financieros del país. Esta des-regulación en la práctica iba a generar un movimiento de dólares nunca visto en la Argentina.

A esta medida se sumó la de la llamada Tablita Cambiaria que consistía en una devaluación pautada del peso en una escala de tiempo variable. Así los potenciales inversores tendrían seguridad del valor de la moneda en cada momento del ciclo cambiario. Esto decantó en una salida de dólares y en una bicicleta financiera que vació las arcas del Estado. La solución al vaciamiento sería una muy conocida hoy en día: un crédito al FMI. Mariano Rapoport nos recuerda que “entre 1976 y 1978 hubo 29 meses bajo acuerdo con el FMI. El PIB creció un 1% y la inflación fue de 265%”.

La presencia del Estado en la economía todavía sería grande, sin embargo el desmantelamiento estaba como objetivo final de un camino lento que se vería finalizado en los `90. Era un modelo económico que no entraba sin represión. La sociedad argentina, mediante sus organizaciones de trabajadores, resistió la embestida del Estado pero el resultado ya es conocido. Fueron 30.000 muertos y desaparecidos los que pagaron con su vida el plan económico de la dictadura y el FMI. Todo eso sin calcular los miles que perecieron de hambre en ese entonces y los miles que lo hacen hoy en día. La memoria se debe convertir en historia. Los pueblos deben escribirla para que las generaciones futuras tomen nota de los recuerdos, siempre relativamente frágiles, de una sociedad.

Pablo Javier Coronel