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Pablo Javier Coronel

Luis XVI contra la trata de esclavos


Antes que nada quiero pedir perdón a usted lector por el titulo trampa que acabo de poner al artículo, pero es así como lo veían (o pretendían ver) los esclavos de la colonia de Saint Domingue. Les propongo adentrarse en el texto para entender de qué va este relato.


Corría el 14 de agosto de 1791 cuando se desató, en la isla colonizada por Francia de Saint Domingue, una gran sublevación de esclavos contra las autoridades coloniales. La gran población sujeta a este régimen que vivía al norte se insurreccionó al llamado de un sacerdote vodú de origen jamaiquino, el esclavo Boukman, quien no sobrevivió a los primeros combates.




La rebelión comenzó como un movimiento de defensa del Rey: los esclavos creían que los blancos tenían prisionero a Luis XVI por querer liberar a sus súbditos esclavos negros. Los grandes jefes de la rebelión, Jean Francois, George Biassou y Touissant Louverture, se hacían llamar, respectivamente, “Gran Almirante de Francia”, “Virrey de las regiones conquistadas” y “Medico de los ejércitos del Rey”. Este curioso caso se puede comprobar en un Manifiesto en el que proclamaron:




“Que habían tomado las armas en defensa del rey que los blancos mantenían prisionero en Paris porque quiso dar la libertad a los negros, sus súbditos; que querían en consecuencia, esa libertad y el restablecimiento del antiguo régimen; que a cambio de esto garantizarían la vida de los blancos, quienes podían regresar tranquilamente a sus hogares, una vez desarmados.” (Citado por Cordero Michel)


El alzamiento esclavo se extendió por todas las llanuras del norte por la parte más rica de la colonia, aunque su influencia fue menor en las plantaciones del sur y el oeste, protegidas del contagio revolucionario por un verdadero dique de puestos fortificados construidos con premura por los colonos. Así mientras el norte quedaba destruido bajo control de los esclavos sublevados (a excepción de la atrincherada ciudad del Cap), en el sur y el oeste la contienda continuaba entre realistas blancos y revolucionarios mulatos, sin alterar el riguroso régimen de trabajo de las plantaciones. El desenvolvimiento posterior de las acciones después de años de lucha se coronó con la independencia de Haití en 1802.

La curiosidad mayúscula de proclamar la guerra en el nombre del Rey es un caso más de los tantos en los que se pretende utilizar una figura de renombre para legitimar su lucha. Recordemos que para 1791, en la metrópoli francesa, ya se había desatado la Revolución Francesa. El sistema monárquico comenzaba a ser sustituido por la forma de la República. La necesidad de los esclavos de apoyarse en la figura del Rey no responde a una voluntad monárquica, pero es probable que al tratarse de la clase social más baja de la escala, se hayan visto en la necesidad de apoyarse en el reciente encarcelamiento de Luis XVI, para legitimar el reclamo contra la trata esclavista. Esta legitimación, fue posible debido al alto grado de desconcierto en la isla. Lo cierto es que la población negra estaba dispuesta a dejar la vida por su causa, solo necesitaban el pretexto necesario ya que los otros sectores políticos pujantes por el poder en la isla no pensaban ni por asomo levantar el status de esclavo.




Pablo Javier Coronel.

Bibliografía Utilizada:

- Sergio Guerra Vilaboy. El dilema de la independencia. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2007.



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