Día del historiador y los debates por el manejo del relato | Huellas de la Historia
- Pablo Javier Coronel
- 1 jul
- 3 Min. de lectura
El 1 de julio es el día del historiador en argentina a partir del de la decisión del Primer Triunvirato en 1812 de escribir “la historia filosófica de nuestra feliz revolución, para perpetuar la memoria de los héroes y las virtudes de los hijos de América del Sud, y a la época gloriosa de nuestra independencia civil”. La efeméride se ve superpuesta por la decisión del poder ejecutivo nacional de cesar a Gabriel Di Meglio como director del Museo Histórico Nacional poniendo en alerta a todo el mundo de la academia y la divulgación que sabe valorar su trabajo museístico y profesional en general.

La decisión no es simplemente producto de un movimiento administrativo, responde a una forma de comprender la historia nacional por parte del gobierno. A la visión amplia y democrática que propone Di Meglio, se le opone la mirada de los amantes del voto censitario, de la campaña al desierto y de un país para pocos.
Sobrevuela en toda la cuestión, un viejo debate de la historiografía que tiene que ver con la objetividad en la historia. Como bien sabemos, la objetividad de los hechos es incompatible con la reflexión histórica que se hace sobre los mismos. La mirada del historiador, la ponderación misma que hace sobre diferentes eventos y la forma en la que su trabajo impacta en la sociedad le brindan el componente subjetivo que transforman la disciplina en una ciencia social capaz de transformar la ideología y lograr determinados consensos político-sociales que impactan en otros aspectos como la cultura o la economía.
En la construcción política del partido gobernante, La Libertad Avanza, que encabeza Javier Milei, la consigna de “volver a ser el granero del mundo” fue parte de la narrativa que lo llevó al poder. En su proyecto de país ideal, rescata la argentina que lideraba los rankings de PBI a nivel mundial superando a Australia y Canadá (ex colonias británicas sostenidas por la Commonwealth). Principalmente la Argentina del Centenario en donde la conflictividad social que generaba el modelo era reprimida duramente con masacres obreras como la “semana roja” de 1909. En ese contexto, el país se reducía a los intereses de la burguesía terrateniente en donde el voto censitario y el fraude excluía a las grandes masas sociales perjudicadas por el modelo económico.
El trabajo académico y de divulgación de Gabriel Di Meglio se concentra principalmente en una “historia desde abajo” que busca darles voz a aquellos personajes silenciados. Libros como “¡Viva el Bajo Pueblo!” (2014) o el guión de “La asombrosa excursión de Zamba” (2010) nos llevan a conocer a aquellos desplazados desde la interpretación de las fuentes que hace el autor. El cese de sus actividades en el Museo Histórico Nacional desde donde continuaba con ese trabajo de divulgación es un nuevo paso en la creación de un discurso histórico-político más afín al del partido de gobierno.
Todo el affaire Di Meglio nos vuelve a mostrar que la Historia no es una ciencia muerta o inútil como nos quieren hacer ver. Quien maneja la historia, maneja el presente y el futuro del país. Es el campo de batalla ideológico por excelencia ¿Cómo fuimos? ¿Dónde estuvo nuestra grandeza? Y ¿Cómo volver a ser? Son todas preguntas que cualquier partido político necesita responder para poder generar un consenso que lo lleve a tomar las riendas del país.
Por eso es que deseamos un feliz día a nuestros y nuestras colegas, que puedan revalorar la profesión y que se sigan animando a escribir la Historia.
Pablo Javier Coronel
En este día te invitamos a ver la serie HISTORIADORES, un recorrido historiográfico sobre nuestra profesión:
Comments