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Un Partido contra el Macartismo en Detroit

El siguiente trabajo se desarrolla a partir del análisis de una fuente específica como es la edición de la prensa The Militant del 25 de enero de 1954[2], perteneciente al Socialist Workers Party (SWP - Partido Socialista de los Trabajadores). Este partido de izquierda de los Estados Unidos es un desprendimiento de la Communist League of America (CLA - Liga Comunista de Estados Unidos) y es de orientación trotskista. Fue fundado en 1938 por James P. Cannon, dirigente que fue expulsado en 1928 del Communist Party of the United States of America (CPUSA - Partido Comunista de los Estados Unidos de América) a raíz de su acercamiento hacia la posición de Trotsky en cuanto a las críticas dirigidas a Stalin y al Comintern. The Militant, es un periódico de publicación semanal (fundado en 1928 y aún existente en la actualidad), destinado “a miembros del partido y a la militancia activa de izquierda de orientación clasista”[3]. Apunta a conformar unidad de clase para luchar contra el sistema capitalista en toda su expresión y de manera internacional. La edición de dicha fuente consta de cuatro páginas con diversas noticias correspondientes al mundo del trabajo y al accionar de la clase obrera frente a los embates del gobierno y de los representantes del capital en Estados Unidos. Lo que me interesa resaltar es el contexto en el cual se dan estos conflictos, principalmente haciendo hincapié en la lucha entre el macartismo y los trabajadores de la industria automotriz de Detroit.


Al recorrer la fuente escogida nos encontramos con varias referencias al senador republicano Joseph McCarthy, con numerosas críticas hacia sus políticas. Esto nos lleva a pensar que en 1954 la “caza de brujas” macartista dirigida contra todo aquello que se considerara contestatario, aún conservaba sus efectos negativos sobre la clase trabajadora. Aparecen varias noticias locales (la mayoría vinculadas al creciente desempleo), pero también algunas de orden internacional, todas escritas en inglés, en un lenguaje bastante coloquial, probablemente para poder llegar a la mayor cantidad de trabajadores posible. En este análisis me centraré principalmente en la noticia distribuida entre la primera y cuarta página -firmada por el militante Manuel Rodríguez-, que se titula Ford Local 600 warns labor on Velde’s invasion of Detroit (Local 600 de Ford advierte a los trabajadores sobre la invasión de Velde en Detroit). Allí se menciona como actor central a Harold H. Velde, de extracción republicana, quien era en esa época el presidente del House Un-American Activities Committee (HUAC - Comité de Actividades Antinorteamericanas), institución con vasta experiencia en cuanto a la persecución de los obreros más organizados. Plantea las posibles consecuencias de su visita -apoyado por McCarthy- a Detroit, que es uno de los centros automotrices más importantes de Estados Unidos, sede de las compañías Ford, General Motors y Chrysler. Dichos actores políticos también cuentan con el apoyo de Walter Reuther, anticomunista, presidente de la United Automobile Workers (UAW - Unión de Trabajadores de la Industria Automotriz) y del Congress of Industrial Organizations (CIO - Congreso de Organizaciones Industriales). Este órgano de prensa entonces trata de advertir e incitar a los trabajadores a que se organicen y así puedan hacer frente a los embates de estos dirigentes políticos y sindicales. Además narra otras experiencias históricas sucedidas en Estados Unidos, algunas que terminaron en fracaso (febrero de 1952 en Detroit) y otras que fueron exitosas (diciembre de 1953 en San Francisco), para luego plantear cuál sería el camino a seguir con el fin de evitar la derrota de los obreros automotrices ante las prácticas macartistas.


En definitiva lo que me interesa rastrear en la fuente es qué grado de importancia tenía en 1954 un partido de orientación trotskista como el SWP para los obreros de la industria automotriz de Detroit y qué medidas concretas del macartismo (meses antes de ingresar en su declinación definitiva) eran las que intentaban desarticular al movimiento obrero de esa ciudad. Porque si bien el periodo de 1950 a 1956 -mientras duró esta “caza de brujas”- estuvo cargado de una especie de histeria generalizada que se desarrollaba en el plano ideológico contra todo aquello que se denunciaba como subversivo y comunista, es real que también hubo políticas concretas, como la creación de leyes -durante esta etapa y la previa-, que permitieron reprimir y detener la organización de la clase trabajadora. Para tal fin dividiré el análisis en tres partes: la primera, dedicada a contextualizar la situación de los trabajadores de la industria automotriz de Detroit desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de la década de 1950; luego, la referente al rol que ocupaba el macartismo durante 1954; y para finalizar, la correspondiente al SWP y su grado de influencia entre los obreros de las fábricas de autos de Detroit.


La clase obrera en la industria automotriz de Detroit hacia la primera mitad de la década de 1950


En este apartado comentaré brevemente en qué condiciones se encontraba la clase obrera de la industria automotriz de Detroit respecto de la lucha de clases y cómo es que se llega hacia 1954 ante una situación de persecución política tan pronunciada contra los trabajadores, particularmente hacia aquellos sindicatos de tradición clasista. Para contextualizar me serviré del marco teórico ofrecido por Gordon, Edwards y Reich, quienes plantean que luego de la Segunda Guerra Mundial se produce el periodo de consolidación de la segmentación del trabajo[4], esto significa que se estaba asentando y se hacía cada vez más pronunciada la estratificación dentro de la propia clase obrera en base a distinciones salariales, raciales, de género, entre otras. Las grandes sociedades anónimas norteamericanas (como Ford, protagonista en esta fuente) se encontraban más fortalecidas y con intenciones de expandirse por el mundo en la inmediata posguerra. A esto habría que agregar que “la fiebre de la guerra fría desde 1946 hasta la guerra de Corea señalaba el fin de una época de reformas progresistas y la contención del movimiento sindical”.[5]


Durante la presidencia de Harry S. Truman (1945-1953) se decidió militarizar a las industrias clave como respuesta a las masivas huelgas de 1945-1946. La Ley Taft-Hartley de 1947 fue fundamental para suprimir a los elementos más radicales de los sindicatos y reducir las armas más efectivas de la solidaridad obrera.[6] Según Gil Green, los síntomas de la crisis del movimiento obrero organizado comienzan durante la Segunda Guerra Mundial, se tornan dominantes en 1949 con la expulsión del CIO de los sindicatos dirigidos por la izquierda (purga mediante juramento anticomunista de los líderes sindicales) y son cristalizados con la fusión AFL-CIO en 1955.[7]


En esta etapa las empresas mejoraron el “control burocrático”[8] para conseguir mayor productividad de los trabajadores. El desarrollo de nuevas tecnologías fue útil para aplicar un control de mayor intensidad sobre las actividades de los obreros, reduciendo la autonomía sobre la producción que antes ejercían. Incluso en la industria automotriz, pionera en innovación tecnológica con la instalación de la primera cadena de montaje en 1913, el ritmo del trabajo aumentó y se redujo la libertad de los trabajadores calificados.[9]


Como antecedente a la noticia de referencia, y también clave en todo este proceso, aparece en 1948 “el primer acuerdo capital-trabajo en la historia norteamericana”[10], protagonizado por General Motors y la UAW, que luego fue tomado como modelo del fuerte cambio en las relaciones laborales por otras compañías. A través de ese pacto se logró atar los salarios a la productividad y a su vez el sindicato se comprometería a garantizar la paz laboral en el lugar de trabajo, aceptando que la empresa retuviera el control absoluto de los ritmos de la producción. El Estado se convertía de este modo en garante del nuevo convenio.[11]


En relación a este tipo de acuerdos conciliatorios entre los trabajadores y los capitalistas es interesante analizar el rol de Walter Reuther quien aparece en la fuente, criticado por el SWP. En 1946 este dirigente había conducido una huelga de 113 días contra General Motors que le sirvió para consolidar su hegemonía al frente de la UAW y desmantelar a aquellos movimientos de base obrera que habían organizado huelgas salvajes durante la guerra[12]. Luego de hacerse de manera definitiva con el liderazgo del sindicato, Reuther firmó en 1950 lo que se conoció como el “Tratado de Detroit”[13] con General Motors, éste incluía la promesa de que no se declararía ninguna huelga por un periodo de 5 años, dando lugar a una gradual burocratización de los sindicatos. Como detalla Gil Green: “Reuther fue uno de los primeros en saltar al vagón de la guerra fría. Dirigió la lucha para expulsar a los comunistas y a la izquierda de la CIO. La UAW se apresuró a aprovecharse de la Ley Taft-Hartley mediante el asalto y desmembramiento de los sindicatos que rechazaron cumplirla. Y Reuther se apartó de su camino para probar su lealtad al sistema de la llamada libre empresa”.[14]


Por lo anteriormente descripto se puede comprender por qué en la prensa analizada, el SWP llama “chacal”[15] a Reuther. Allí lo presenta como un traidor al recordar el rol que jugó éste durante la huelga que concluyó en derrota para el movimiento obrero de Detroit en febrero de 1952. El SWP recomienda aprender de esa experiencia para no cometer el mismo error y en alusión al presidente de la CIO expresa: “Soon it became clear that the top leadership of the UAW-CIO was deliberatly and disloyally remaining silent and allowing the Ford Local to take all the attacks without lifting a finger to help them”.[16] Además lo acusa de actuar en connivencia con el HUAC, a partir de la inacción y de poseer algunos informantes internos en el sindicato:


The Ford local fought back with all its power. It maintained a militant unity within its own ranks and in the plant. But the treacherous silence of the Reutherite tops, opened the way for the Committee to whip up an unprecedented hysteria and lynch spirit in the Michigan area. The rats came out of hiding. Hangman's ropes appeared in some plants. Militants were attacked. Union stewards were fired for refusing to act as stoolpigeons for the Un American Committee. Professionals and students were purged from jobs and school. Tenants suspected of "subversion" were threatened with eviction. The atmosphere of Detroit and Michigan was heavy with the odor of a lynching bee.[17]


Continuando con el marco ofrecido por Gordon, Edwards y Reich, se puede decir que el mundo del trabajo se encontró subdividido en tres segmentos: el mercado primario independiente (trabajadores con funciones de supervisión y dirección intermedia), el mercado primario subordinado (obreros industriales y trabajadores de servicios) y el mercado secundario (trabajadores no sindicalizados de la pequeña manufactura). A esto hay que agregarle otras segregaciones en términos racistas y de género. Como expresa Billorou: “La organización sindical en los años de postguerra se concretó en los sindicatos de los trabajadores pertenecientes al mercado primario subordinado”[18], y sobre este sector es precisamente donde me interesa profundizar a partir de nuestro caso de análisis.


En la prensa seleccionada de The Militant se pueden localizar algunas acciones que operaban para consolidar este proceso de segmentación, llevadas a cabo por el HUAC dirigido por Velde: “The labor-hating Commitee hopes to refurbish its shattered reputation as an unbeteable witch-hunting machine, try once more to split the Detroit unions, stir up fresh wave of witch-hunting hysteria, and set the stage for a union - busting campaign against the UAW-CIO”.[19] Según la lectura que hacía el SWP, el fin que perseguía la “caza de brujas” macartista, a partir del accionar de este organismo estatal, era el de dividir a los sindicatos de Detroit, atacando a la mano de obra organizada. También en la fuente está presente lo que expresa Billorou sobre el nivel de organización sindical de un centro clave del movimiento obrero tradicional como es la ciudad de Detroit: “It has one of the most dynamic working class forces in the U.S., a working class that paced the whole CIO movement in the Thirties and in the 1945-46 strike wave”.[20] Además se resalta el grado de experiencia adquirida por los trabajadores de la industria automotriz y sus tácticas de lucha, lo que los llevaba a ser el blanco predilecto de los ataques reaccionarios: “The Detroit auto workers know how to organize effective, militant actions. They are the inventors of some of the most advanced tactics of the modern labor movement. Let this know - how be used at this critical moment”.[21]


1954 ¿auge o declinación del macartismo?


Para poder complementar la situación de la clase obrera automotriz de Detroit en 1954, es necesario realizar un breve repaso sobre el momento en que se encontraba el macartismo durante ese año y ver qué medidas tomaron los sectores más reaccionarios para atacar a los trabajadores de esa ciudad. Como sostienen Lipset y Raab, el senador McCarthy “hizo un solo ‘paquete’ para atraer aquellos elementos tan heteróclitos de la población, personificando sus temores en el nombre del anticomunismo”[22] y a partir de allí, con el apoyo de algunos personajes republicanos como Harold Velde, es que pudo llevar a cabo su “caza de brujas” indiscriminada contra los trabajadores (en este caso de Detroit).


En primer lugar considero que el macartismo no fue un movimiento irracional y retrógrado como lo presentan los autores antes mencionados, más bien creo que este fenómeno debe ser considerado, tal como lo plantea Theoharis, como “un desarrollo histórico coherente con la retórica del debate político de posguerra” [23], sustentado por la Doctrina Truman (lanzada en marzo de 1947) y en línea con la persecución interna de los sindicatos, a partir de la Ley Taft-Hartley mencionada en el apartado anterior. Además esto se daba dentro del marco del inicio de la Guerra Fría y de la Guerra de Corea posteriormente. Por un lado McCarthy basó parte de su estrategia en la Smith Act de 1940 que prohibía ciertas actividades subversivas, establecía sanciones penales por abogar el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos y modificaba determinadas disposiciones respecto a la admisión y deportación de extranjeros (en 1941 el presidente F.D.Roosevelt la había utilizado para llevar a juicio a varios miembros de SWP, entre los que figuraba J.P.Cannon).[24] Por otro lado se apoyó en la Ley de Seguridad Interior de 1950 (Ley McCarran), que si bien fue considerada anticonstitucional posteriormente por restringir ciertas libertades individuales[25], en su momento fue de utilidad para desbaratar a aquellas organizaciones consideradas “subversivas”, como el SWP.


Esto deja ver que el macartismo no fue sólo un estado de histeria colectiva como muchas veces se lo presenta, sino que también tuvo un sustento en medidas concretas de carácter legal. En la fuente, al momento de hablar de la derrota de 1952, podemos hallar una mención a la Trucks Law (Ley de Camiones) del estado de Michigan. Este proyecto surgió aprovechando el momento de tensión general tras la visita de la HUAC y el silencio cómplice de Reuther, proponiendo cláusulas que prohibían las huelgas. Incluso los redactores de la ley introdujeron un ítem que estipulaba la pena de muerte para los huelguistas en caso de que en alguna de las manifestaciones hubiera algún muerto. Según expresa The Militant, esto daba las condiciones para que un grupo de esquiroles saboteara los piquetes, dando lugar a una condena de este tipo a varios trabajadores inocentes. Sin embargo, como la Constitución Estatal de Michigan prohíbe la pena de muerte, el proyecto de ley debió ser modificado proporcionando una pena de 20 años de prisión en su lugar.[26] Otro punto a destacar respecto de este tema es que el SWP acusa al Partido Demócrata de ser cómplice al otorgar los votos para que dicha ley saliera adelante: “The Trucks Law passed without a single dissenting vote! Not one of labor's Democratic ‘friends’ had the courage to stand up against the heat of the red-hunting hysteria engendered by the Un-American Committee's inquisition”.[27]


El ataque a todo aquello considerado comunista por parte del macartismo funcionó en la práctica como una fachada para combatir al Partido Demócrata, pero ya en 1954, con el Partido Republicano en el poder, la lógica persecutoria estaba afectando intereses dentro del mismo partido gobernante. El declive del macartismo a partir de abril de ese año se debió principalmente a tres motivos según Lipset y Raab: la falta de un programa que atrajera a las masas, la ausencia de un blanco definido y el retiro del apoyo de los partidos conservadores.[28] Sobre este último punto, la fuente analizada puede ser de gran ayuda. Al parecer McCarthy y sus seguidores (que para esa época se iban reduciendo) se habían extralimitado en las acusaciones hacia los republicanos, el ejército y el Departamento de Estado.[29] Por eso en nuestra noticia aparecen las voces de algunos referentes del partido gobernante como Arthur B. Eisenhower (hermano del presidente Dwight Eisenhower), quien intentaba despegarse de la figura de McCarthy caracterizándolo como: “the most dangerous menace to America” y haciendo una analogía del tipo: “When i think of McCarthy, I automatically think of Hitler".[30] Como se verá más adelante, esta comparación con el dictador alemán, así como con otros líderes fascistas (Mussolini y Franco) también era un mecanismo utilizado por el propio SWP a través de sus órganos de difusión.


El Socialist Workers Party y su presencia en la industria automotriz de Detroit


Ahora resta comprender qué grado de injerencia tenía el SWP entre el proletariado de la industria automotriz de Detroit en los años ’50 y saber por qué un periódico partidario como The Militant dedicaba gran parte de su espacio a defenderse de los embates del macartismo. Como mencionamos anteriormente, esta agrupación trotskista asemejaba al macartismo con otras formas dictatoriales surgidas anteriormente en Europa e incluso auguraban, en otros documentos del partido, un futuro apocalíptico en caso de que McCarthy se presentara en las elecciones presidenciales de 1956 (algo que finalmente nunca ocurrió) y resultara triunfante: “The victory of McCarthyism would signal the crushing of the labor movement, the conversión of the U.S. into a land of concentration camps, and a reign of terror against political dissenters and minority groupings that would make the horrors of Hitlerism seem like amateur beginnings”.[31] Desde el análisis de la prensa del SWP se puede inferir que el macartismo era presentado como un enemigo mucho más grande de lo que realmente fue. Pero a su vez, hay que reconocer que este fenómeno político fue útil al proceso de desintegración de la lucha obrera, ya que fue utilizado en su momento por los partidos hegemónicos de Estados Unidos para lograr profundizar la segmentación del proceso de trabajo.


Si nos basamos en las estadísticas de Bosch, Constanza y Catena, podemos decir que el SWP nunca superó los 2.000 miembros activos, pero su influencia en el movimiento obrero radical fue más importante que el número de sus afiliados.[32] En 1945 ya contaba con 1.500 de ellos y la prensa The Militant incorporó durante ese año 22.000 nuevos suscriptores[33], lo que refleja que al menos uno de sus órganos de difusión se extendía más allá del núcleo duro del partido. Desde la óptica de estos autores: “el trotskismo estadounidense experimentó en los años 50 un período de retroceso, debido al avance del macartismo y del conservadurismo, al fracaso de las revoluciones occidentales y al crecimiento de concesiones a la clase obrera”.[34] A esto habría que sumarle las rupturas internas y escisiones del SWP en cannonitas (parte mayoritaria del partido, que respondían a J.P.Cannon), shachtmanitas (facción de Max Shachtman, quienes luego fundaron el Workers Party -WP-) y cochranitas (seguidores de Bert Cochran). Fue esta combinación de factores la que “detuvo el crecimiento al interior del SWP hasta los años 60, momento en el cual florecieron los movimientos negros y feministas de liberación y las revoluciones coloniales”.[35]


Para resaltar la importancia histórica que tuvo el SWP en la industria automotriz de Detroit, es interesante aportar los datos ofrecidos por Victor G. Devinatz sobre la inmediata posguerra: “In fact, the number of SWP members in the UAW increased by nearly 35 percent from 110 during World War II to 148 by October 1946 with the Party's major auto concentrations surviving and expanding in Detroit, Flint, Toledo and Buffalo. Numerically speaking, the UAW was the SWP's largest trade union fraction, with maritime ranked second and steel third”.[36] Ya en la década de 1950, con la situación defensiva anteriormente descripta, el partido se dedicó a focalizar en algunas propuestas específicas: llamando a romper abruptamente con todos los representantes de la burguesía, (haciendo especial alusión al Partido Demócrata, que solía presentarse como aliado de los trabajadores) y a terminar con la “caza de brujas” en los sindicatos (en referencia a la burocracia sindical encarnada por Reuther). Además proponía desarrollar un partido de trabajadores independiente y convocar a un congreso de obreros para poder defenderse de los ataques del macartismo.[37]


Si nos basamos en lo que aparece en nuestra fuente de análisis de 1954, la estrategia del SWP ante la llegada de Velde a Detroit consiste en convocar a los trabajadores organizados, para repetir la exitosa huelga de 24 horas realizada por los estibadores de San Francisco en diciembre de 1953. Incluso remarca que en aquel caso, los estibadores no eran stalinistas (ni mucho menos trostkistas), sino más bien alineados con las políticas de Reuther, y sin embargo además de vencer, lograron instalar una campaña contra el propio comité de “caza de brujas”[38].


A raíz del próximo arribo de Velde a Detroit, el Consejo General del Local 600 de Ford emitió una resolución que se refería a los macartistas como “the small but influential and vociferous group in this country advocating and fomenting a form of reactionary dictatorship”.[39] A su vez en este periódico podemos identificar la situación defensiva en la que se encontraba el movimiento obrero de Detroit durante esta década. El propio SWP reconocía que si Reuther se volvía a comportar como lo hizo en febrero de 1952, las consecuencias serían más peligrosas que las de aquella vez, debido a que ahora el aparato represor del macartismo contaba con una maquinaria nacional más organizada y cohesiva. Por tal motivo expresaba que: “A victory for Velde in Detroit would open the door for McCarthy and McCarthyism to follow up and consolidate their forces”.[40] Por último, el partido llamaba a forjar un frente unido al 100% entre el movimiento obrero de Detroit y del resto del país. Los sindicatos debían pasar a la ofensiva al momento de recibir al HUAC, a través de un arma de lucha como la huelga y de manifestaciones masivas. Sobre este hecho el SWP deja el interrogante abierto: ¿se repetirá la derrota de marzo de 1952 o la victoria de diciembre de 1953?


Conclusiones


Luego de haber realizado el análisis de la fuente y haber contextualizado los hechos que allí aparecen, me interesa verter algunas consideraciones finales sobre el presente trabajo:


La situación de los trabajadores de la industria automotriz de Detroit a comienzos de 1954 debe ser comprendida dentro del proceso de consolidación de la segmentación de la mano de obra. La evolución del mundo del trabajo dentro de dicho marco, retrasó el surgimiento de una clase obrera cada vez más consciente respecto del rol que ocupa dentro del sistema capitalista. En este sentido, coincido con Gordon, Edwards y Reich en que “aunque la segmentación no ha eliminado las políticas de clase, las ha fragmentado, reformado y dirigido, y con ello ha debilitado espectacularmente al conjunto de la clase obrera”.[41] Un ejemplo de ello es la subsistencia del SWP a comienzos de la década del ’50, aunque replegado por los embates del macartismo y en una clara posición defensiva. El acuerdo capital-trabajo, a partir del rol colaboracionista de la burocracia sindical, se basaba en políticas de carácter fraccionario, que no hacían posible el llamamiento a huelgas generales, ni tampoco a un proceso de sindicalización masivo. Entre 1930 y 1950 existió en Estados Unidos un enorme crecimiento sindical, y durante el período 1950-1954 el número de miembros de los sindicatos alcanzaría su máximo histórico. De allí en adelante -justo el año de nuestra fuente- este crecimiento se detuvo, descendiendo de forma continua hasta 1970.[42] Esto significó, más ganancia y mayor poder de negociación de los patronos.


La “caza de brujas” macartista dentro del contexto de la Guerra Fría también jugó su papel en las fracturas del movimiento de los trabajadores. Con el imperialismo estadounidense en constante expansión y presentado como la antítesis contrarrevolucionaria del comunismo, las ideas socialistas ya no podían considerarse meros sueños utópicos, sino que debían ser combatidas puertas adentro. Como expresa Green, esta situación “era una amenaza político-ideológica que la clase dirigente trataba de extirpar”[43], y en ese sentido McCarthy, Velde y el HUAC eran útiles para tal fin, como demuestra la fuente sobre su intervención en Detroit contra la UAW. Para llevar a cabo sus planes se apoyaron en legislaciones vigentes del pasado como la Smith Act de 1940, la Taft-Hartley Act de 1947 o la McCarran Act de 1950. Además, como muestra la fuente, estos actores reaccionarios promovieron leyes regionales como la Trucks Law de Detroit en 1952, para poder desmovilizar al movimiento obrero organizado. De todos modos, como se explicó anteriormente, una vez que estos actores políticos cumplieron su rol de reprimir a los trabajadores, fueron fácilmente descartados por el poder fáctico de Estados Unidos. Pocos meses después de los sucesos descriptos por The Militant, Joseph McCarthy fue censurado por el propio Partido Republicano y en 1955 Harold Velde abandonaría su lugar como máximo dirigente del HUAC.


Respecto del Socialist Workers Party, es preciso concluir que el grado de influencia entre los obreros de la industria automotriz de Detroit era considerable, aunque no conformaba un movimiento de masas. Si bien durante 1954, año de origen de nuestra fuente, transcurría una etapa defensiva del movimiento obrero organizado, este partido intentaba por todos sus medios (periódico The Militant y panfletos varios) difundir la lucha contra los representantes del capital, encarnados en este caso por los macartistas y los partidos patronales. Sobre el cierre de la noticia analizada en el presente trabajo se insiste en la idea de repetir la experiencia victoriosa de San Francisco en 1953, motivo por el cual convoca a realizar un gran acto de repudio en las calles, a raíz de la visita de Velde. Por esta razón un trabajador de Ford de la época llamaba a manifestarse e insinuaba de modo provocativo: "Cadillac Square has been empty too long".[44]

Lucas Mobilia

Citas y bibliografía utilizada:

[1] James P. Cannon, Stop McCarthyism! Your stake in the fight, Pioneer Publishers, abril 1954. En:

https://www.marxists.org/archive/cannon/works/1954/Stop%20McCarthyism-Your%20Stake%20in%20the%20Fight.pdf, pág. 4

[2] Manuel Rodríguez, “Ford Local 600 warns labor on Velde’s invasion of Detroit”, The Militant, Nueva York, 25/01/1954. Disponible en internet en mayo de 2017.

En: https://www.marxists.org/history/etol/newspape/themilitant/1954/v18n04-jan-25-1954-mil.pdf

[3] Darío Martini, “Introducción al prólogo ‘prohibido’ por Pathfinder Press a la edición argentina de ‘Historia del trotskismo norteamericano’ de James Cannon”, en Razón y Revolución, Nº 27, pág. 11

[4] David Gordon, Richard Edwards y Michael Reich. Trabajo segmentado, trabajadores divididos. La transformación histórica del trabajo en los Estados Unidos; Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1986.

[5] David Gordon, Richard Edwards y Michael Reich. Trabajo segmentado…,op.cit., pág 239

[6] Mike Davis. "El estéril matrimonio entre los sindicatos norteamericanos y el Partido Demócrata"; en CIDE. Estados Unidos. Perspectiva Latinoamericana; Nro. 11, México, CIDE, 1er semestre de 1982; pág. 98

[7] Gil Green, “La crisis del movimiento obrero organizado” en Gil Green. Movimiento Obrero en los Estados Unidos. Desde 1930 hasta 1975; México, Editorial Nuestro Tiempo, 1978, pág. 184.

[8] David Gordon, Richard Edwards y Michael Reich. Trabajo segmentado…,op.cit., pág. 241

[9] Ídem, pág. 241

[10] Pablo Pozzi, “Estados Unidos y los orígenes de la Guerra Fría”; en Pozzi y Nigra (comps.), Invasiones bárbaras en la historia contemporánea de los Estados Unidos, Buenos Aires, Maipue, 2009, pág. 270

[11] Ídem, pág. 270

[12] Mike Davis. "El estéril matrimonio entre…”, op.cit., pág. 92

[13] Ídem, pág. 65

[14] Gil Green, “La crisis del movimiento…”, op.cit., pág. 191

[15] Manuel Rodríguez, “Ford Local 600 warns labor on Velde’s…”, op.cit., pág. 4

[16] Ídem, pág. 4

[17] Ibídem, pág. 4

[18] María José Billorou. "Entre la crisis y la prosperidad. El movimiento obrero norteamericano, 1930-1950"; en Pablo Pozzi et alia. De Washington a Reagan: Trabajadores y conciencia de clase en los Estados Unidos; Buenos Aires, Cántaro, 1990, pág 271

[19] Manuel Rodríguez, “Ford Local 600 warns labor on Velde’s…”, op.cit., pág. 1

[20] Ídem, pág. 1

[21] Ibídem, pág. 4

[22]Seymour Martin Lipset y Earl Raab, “Los cincuentas: el macartismo”, en La política de la sinrazón, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, pág. 246

[23] Athan Theoharis, “La retórica de la política: la política exterior, la seguridad interior y la política interna en la era de Truman, 1945-1950”, en Fabio Nigra y Pablo Pozzi, comps. Huellas imperiales. Estados Unidos de la crisis de acumulación a la globalización capitalista (1930-2000). Buenos Aires; Imago Mundi, 2003, pág. 181

[24] Eric London, “El juicio de la Ley Smith y la infiltración dentro del movimiento trotskista: Primera parte”, 07/01/2017. Disponible en internet en junio de 2017

En: https://www.wsws.org/es/articles/2017/01/07/sci1-j07.html

[25] Athan Theoharis, “La retórica de la…”, op.cit., pág. 189

[26] Manuel Rodríguez, “Ford Local 600 warns labor on Velde’s…”, op.cit., pág. 4

[27] Ídem, pág. 4

[28] Seymour Martin Lipset y Earl Raab, “Los cincuentas…”, op.cit., pág. 270

[29] Ídem, pág. 270

[30] Manuel Rodríguez, “Ford Local 600 warns labor on Velde’s…”, op.cit., pág. 1

[31] McCarthyism: American fascism on the march, Pioneer Publishers, diciembre 1953. En:

https://www.marxists.org/history/etol/document/swp-us/pamphlets/1953-McCarthyism.pdf, pág. 3

[32] Bosch, A., Constanza, D. y Catena, L., “La recepción de la obra de Isaac Deutscher por los trotskistas norteamericanos: un capítulo en la historia de la Cuarta Internacional”, en Actuel Marx / Intervenciones, Nº16, 2014, pág. 155

[33] Bosch, A., Constanza, D. y Catena, L., “La recepción de…” op.cit., pág. 157

[34] Ídem, pág. 157

[35] Ibídem, pág. 157

[36] Victor Devinatz, “The Role of the Trotskyists in the United Auto Workers, 1939-1949”, en Left History, vol. 10, Nº 2, 2005, pág. 63

[37] McCarthyism: American fascism on… op.cit., págs. 4 y 5

[38] Manuel Rodríguez, “Ford Local 600 warns labor on Velde’s…”, op.cit., pág. 4

[39] Ídem, pág. 1

[40] Ibídem, pág. 4

[41] David Gordon, Richard Edwards y Michael Reich. Trabajo segmentado…,op.cit., pág. 272

[42] Ídem, pág. 299

[43] Gil Green, “Aspectos de la conciencia de clase” en Gil Green. Movimiento Obrero en los Estados Unidos. Desde 1930 hasta 1975; México, Editorial Nuestro Tiempo, 1978, pág. 399

[44] Manuel Rodríguez, “Ford Local 600 warns labor on Velde’s…”, op.cit., pág. 4. Trad: “Cadillac Square ha estado demasiado tiempo vacío”. Este es el lugar habitual donde acuden los manifestantes de Detroit, y fue donde se reunieron en abril de 1947, 250.000 obreros (según estimaciones de Devinatz) para una manifestación sindical en oposición a la Ley Taft-Hartley.

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