Playa Girón, Sepultura del Imperialismo | Latinoamérica sin Vueltas | Huellas de la Historia
- Lucía Desages
- 20 abr
- 5 Min. de lectura
Con frecuencia, se piensa a los procesos históricos desde sus resultados, cometiendo el error de creer que todo era inevitable o que todos los procesos son dirigidos por completo por sus protagonistas. Por eso, muchos se sorprenden al enterarse de algo que en la historiografía es sabido hace mucho tiempo: que la Revolución Cubana no comenzó con el objetivo de ser una revolución socialista. Los barbudos de la Sierra Maestra luchaban contra la dictadura de Fulgencio Batista, por la puesta en vigencia de la Constitución de 1940, por la mejora de las condiciones de vida de las y los cubanos y por una independencia definitiva de Cuba, que se encontraba completamente sometida a la voluntad de los Estados Unidos.

Quienes ponían en juego la vida por una Cuba mejor diferían entre ellos en cuestiones más de fondo y había quienes soñaban con el socialismo y otros que le temían. Sin embargo, una vez alcanzado el objetivo de derrota de la dictadura y la toma del poder, esas tensiones empezarían a estar en el centro de la escena, ya que gobernar y empezar a construir esa nueva Cuba obligaba a mayores definiciones ideológicas.
Poco más de dos años pasaron entre el ingreso triunfal de los revolucionarios en La Habana en enero de 1959 y la declaración del carácter socialista de la Revolución en abril de 1961. En ese breve lapso de tiempo, ocurrió de todo: importantes nacionalizaciones, una reforma agraria en un país en que la propiedad de la tierra estaba concentrada en poquísimas manos, el alejamiento de muchos de quienes habían combatido en la guerra de guerrillas, la incorporación de nuevos cuadros al gobierno revolucionario. Las medidas que tomaba el gobierno revolucionario, que atacaban a poderosos intereses, y su orientación cada vez más a la izquierda generaban cada vez más la reacción de Estados Unidos. No sólo suprimió la cuota azucarera (es decir, Estados Unidos, principal cliente del azúcar cubano, dejó de comprarlo), sino también comenzaron acciones de otro tipo: desde mediados de 1960, el gobierno de Cuba desarticulaba grupos contrarrevolucionarios que operaban en la isla.
El 15 de abril de 1961, tan sólo tres días después de que Kennedy afirmase que no iban a intervenir militarmente en Cuba, ocho aviones bombardearon distintos puntos de la isla, con el objetivo (no cumplido) de destruir la fuerza aérea cubana. Fue al día siguiente que Fidel Castro por primera vez llamó socialista a la Revolución: "Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos!". El bombardeo fue el preludio de la invasión a la Bahía de Cochinos que resultó ser derrotada por los revolucionarios en menos de 72 horas en Playa Girón. Pocos días después, John F. Kennedy admitía públicamente su responsabilidad por la acción militar fallida, lo cual también ha sido confirmado por los documentos de la CIA desclasificados años después.
¿Por qué es tan importante una acción militar que fracasó en menos de una semana en una isla en el Caribe? Bahía de Cochinos marca un antes y un después no sólo en la historia de Cuba, sino también en la de todo el continente. Este enfrentamiento entre el gobierno revolucionario y el norteamericano, que desde 1959 venía en escalada, terminó en una acción militar terrible y en la pública definición ideológica de la Revolución, en un momento en que decir “socialista” implicaba una toma de posición en la geopolítica de un mundo bipolar. El Che Guevara describía a la cubana como una revolución a contragolpe: “el imperialismo ha sido un factor muy importante; cada golpe que nos daba precisaba una respuesta; cada vez que reaccionaban los yanquis con su soberbia habitual, tomando alguna medida contra Cuba, nosotros teníamos que tomar la contramedida necesaria y de esta manera iba profundizándose la revolución.”. Si lo vemos de esta forma, el bombardeo (y posterior invasión) norteamericano es respondido con la declaración pública del carácter socialista de la Revolución Cubana. No porque no se estuviera construyendo el socialismo desde antes (de hecho, la concentración del capital en Cuba era tal que la primera ley de Reforma Agraria y algunas pocas nacionalizaciones fueron medidas profundamente anticapitalistas, como afirma Gustavo Guevara), sino por las implicaciones internacionales que la declaración tenía.
Por otro lado, después de esta derrota (y, también, después de la Crisis de los Misiles del año siguiente), Estados Unidos se dedicó a evitar que surgiera otra revolución socialista en América. Si bien los ataques de todo tipo hacia Cuba nunca se detuvieron, su preocupación principal pasó a ser evitar la proliferación de focos revolucionarios en el resto del continente, no sólo para impedir que otros países de la región pudieran apoyar a la Unión Soviética, sino para aislar a Cuba que se identificaba más con el resto de América Latina que con los países del llamado “socialismo real”. Así, muchas acciones norteamericanas en la región pueden entenderse como maniobras para frenar otras Cubas: el Plan Cóndor (del que hablamos el mes pasado), los “contras” en Nicaragua, la invasión de Granada…
Pero también, y sobre todo, Bahía de Cochinos representa a un pueblo unido derrotando a la principal potencia militar del mundo. Casi nadie hubiera imaginado que un pequeño país insular, cuyas Fuerzas Armadas estaban en plena transformación (luego de la derrota del ejército de Batista y la institucionalización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias), con pocos recursos iba a poder derrotar militarmente a Estados Unidos, cuyo desarrollo bélico era inmensamente mayor. En gran medida, Cuba fue defendida por las Milicias, es decir, por los mismos ciudadanos defendiendo a su Revolución con las armas. Por eso, Bahía de Cochinos es recordada con orgullo no sólo por las y los cubanos, sino también con esperanza por muchos otros oprimidos por el imperialismo en el mundo.
Lucía Desages
Bibliografía:
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Castro Ruz, Fidel, “Discurso pronunciado en las honras fúnebres de las víctimas del bombardeo a distintos puntos de la República el día 16 de abril de 1961”, obtenido en el portal cuba.cu disponible en: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1961/esp/f160461e.html (consultado el 11/02/19)
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